La visión es fundamental en cualquier ser humano y más si cabe en la relación de los niños con su entorno y su aprendizaje. Dadas las circunstancias actuales, los más pequeños están llevando, más aún, su vista al límite con el aumento en el uso de las pantallas digitales por el confinamiento y las clases online.
Picor, sequedad ocular y parpadeo excesivo
Con la aparición de algunos problemas oculares o visuales, los niños suelen frotarse los ojos con frecuencia. Es un reflejo, al igual que el parpadeo, que estimula el lagrimeo y mitiga la sensación de picor y/o sequedad.
Se acerca mucho a libros y pantallas
Si tu hijo se acerca demasiado a los objetos, a los libros o a la televisión, puede ser motivo de alteraciones como la miopía. En ese caso, desde óptica MIOKO, recomendamos que acudan a la óptica para revisar la vista del niño y así poder prevenir la aparición de problemas visuales o conseguir, si ya existen estas anomalías, que no vayan a más o disminuir su desarrollo.
Le cuesta hacer sus deberes
Si el niño se sale mucho al colorear un dibujo, se tuerce en exceso al escribir o se salta líneas cuando lee, deberíamos revisar su vista. Por otro lado, si se detecta un bajón repentino del rendimiento escolar, puede deberse a problemas visuales no diagnosticados, ya que le cuesta mucho más poder comprender y asimilar lo que ve y se traduce en un sobresfuerzo y pérdida de motivación.
Otras señales de alerta
Nuestros expertos en salud visual recomiendan estar atentos si el niño tuerce la cabeza al leer o escribir, tienen excesiva sensibilidad a la luz, mala coordinación o al final del día sufre molestias y dolores de cabeza.
En caso de una mínima duda recomendamos una revisión con un especialista.
En los niños de entre 5 y 7 años puede ser complicado detectar a simple vista anomalías como la miopía, debido a que los más pequeños no cuentan con referencias a la hora de determinar sus habilidades visuales como su agudeza, acomodación o visión en profundidad. Por ello, debemos inculcar a los más pequeños buenos hábitos para minimizar molestias visuales como reducir el tiempo de exposición frente a las pantallas y respetar las condiciones óptimas de iluminación y de distancia.
Además de la prevención, periódicos exámenes visuales son esenciales para detectar defectos visuales y así poner una solución temprana, cuando aún es posible prevenir su aparición o, si ya existen estas anomalías, conseguir que aumenten lo menos posible.